En este diciembre encendamos una vela de gratitud por los médicos, enfermeras y todos aquellos que con su buena voluntad dejaron todo a un lado para ayudar al otro con amor y desde sus humanas posibilidades. Ese vecino, que decidió tocarle la puerta al anciano del lado para llevarle el mercado, o la mujer que tuvo que dejarle sus hijos a su madre para doblar sus turnos en el hospital.
Encendamos una cadena de luces y elevemos una plegaría para disculparnos con el planeta tierra y todo el daño que consciente o inconscientemente le hemos causado. Recordemos que es nuestra propia vida la que a veces sufre con nuestros actos, y que son estos los que hoy están poniendo en riesgo miles de vidas.
Lancemos juntos un mensaje al universo, pues con su inagotable energía nos permite el milagro de soñar y crear para explorar nuevas posibilidades frente a las dificultades. Hoy debemos dar gracias a todos los que de manera resiliente han jalonado las sociedades para que no caigamos en el abismo de la indiferencia.
Tengamos presente una vela más de esperanza por nuestras familias, que aplicando los protocolos de seguridad han decidido alejarse para protegerse y que hoy es una pantalla, lo único que conecta emociones y momentos.
Permitamos que sean estas velas las que nos ayuden a elevar propósitos y nuevas vibraciones, donde los niños tengan la libertad y alegría de volver a la escuela, los adultos puedan volver a mostrar felices sus mejores sonrisas en público y donde los mensajes puedan ir y venir acompañados de un sentido abrazo y las mejores intenciones.
Por ahora nuestra misión será ayudarte a que aún en la distancia puedas abrazarles el alma a través de una Estela de Amor por eso ¡Hoy encendemos una vela para ti!