Según el japonés el agua es “el alma del universo” y conciencia líquida. Defiende que la estructura molecular del agua registra las vibraciones de sonidos, de colores, de formas, de palabras, de emociones y de pensamientos.
Según Emoto, el agua graba las intenciones de cada uno. Y se las devuelve.
Sus experimentos pretenden demostrar que una gota de agua se vivifica con un pensamiento hermoso. Este japonés expone que el agua tiene memoria.
En una de sus experimentos asegura haber disuelto una gota de aceite esencial de flor de cerezo en agua destilada. La congeló y luego la descongeló lentamente: fueron formándose cristales, visibles sólo al microscopio. Los fotografió y filmó. y los cristales de agua adoptaron la forma de la flor de cerezo.
¿Pudo ser una coincidencia?
“Lo he repetido con otras flores: la forma del cristal siempre replica la geometría de la flor, creo que se trata de una información profunda, vibracional, que persiste y resuena: el agua la capta y la registra, y al cristalizar se visibiliza, podemos contemplar su geometría.” Dice Emoto
Gracias y amor. Son las palabras que más vibración le proveen a las moléculas según Emoto
De hecho en entrevista con LA VANGUARDIA en 2013 el japonés recomienda que: “En la jarra de la nevera, o en la botella que haya comprado, escriba o pegue una etiqueta con la palabra gracias o amor. Esa agua se alegrará, se vivificará, se purificará: mejorará.”
Entre tanto, ¿qué podemos hacer con el agua?
Masaru responde “Bebe cada mañana un vaso de agua bendecida por ti mismo, con tu gratitud y tu intención amorosa. Trata al agua con todo el cariño… porque eres tú mismo.
Por eso en febanc entregamos 6 vasos, con la consciencia de que son las pequeñas acciones las que harán un cambio en el mundo, y es a través de estos valores y palabras que podemos inspirar desde la esencia a que nuestros asociados se llenen de bienestar y nobleza, contagiando a otros de un estilo de vida que vibra en armonía, solidaridad y propósito